jueves, 21 de abril de 2011

SINMUTE EN "GODARD! REVISTA DE CINE", °27

Godard! Revista de Cine °27, 2011


 "El camino de los independientes", artículo en revista Godard! Pág. 20 - 22


Extracto de un texto más amplio, "EL CAMINO DE LOS INDEPENDIENTES", publicado en la "Revista Godard!" Número 27, página 22 (2011). pOR Sebastián Pimentel (filósofo y crítico de cine).

"Estrenada por primera vez el 2008, y reestrenada de forma más amplia en 2010, de todos los largos de ficción, no hay dudas de que el más logrado y contundente, desde sus propios postulados, es esta ópera prima de dos cineastas que vienen de las artes plásticas. Clásico instantáneo de un subcine dinamitador de todo realismo y alimentado por el inconsciente en épocas de alienación generalizada, Sinmute hace lo que muchísimos han buscado sin éxito: golpear al espectador con una mezcla de imágenes de horror y asfixia, con el choque convulso de la violencia y la pesadilla, en las fronteras difusas entre vigilia y sueño, lucidez y locura, sin videoclips de por medio.

De las fijaciones objetales y fetichistas de Un Perro Andaluz (1929), de Buñuel, hasta las atmósferas escatológicas de los personajes sonambúlicos y extraviados de David Lynch -sobre todo el de Grandmother (1970)-, Bellido y Balcázar cuentan una historia sin intriga, sin cadenas causales, asentada en un laberinto de la mente que se confunde tanto con un trazado horizontal -el largo camino hacia el edificio, ¿hacia la pesadilla?- como la vertical -la mirada 'mental' y abismal desde el departamento, ¿dominio de la interioridad y principio de la enajenación?

El tema no es nuevo, como no lo es ninguno. Lo importante es que es uno urgente, quizá uno de los más determinantes de nuestro tiempo, tanto en el arte como en la vida: la alienación contemporánea, la soledad, el materialismo, el consumo. El hombre que camina es un joven, pero ya está viejo. Lo dice su largo andar. No habla. Todo es mudo en este filme de terror sobre la vida cotidiana. Allí están las sonrisas falsas de la vida familiar, la imagen punzante de la cabeza de cerdo -de la que surgirá la única voz de todo el filme-, la sensación orgánica y gutural de un espantapájaros que echa raíces en la tierra, la sangre y el vacío, un solo flujo de desesperación sin contornos definidos.

Lo interesante es que todas las imágenes son precisas, que se remiten las unas a las otras en una relación temporal reversible, con presencia material, sin simbolizaciones unívocas: ahí está el rostro asfixiado, el auto cubierto, ese mundo sobre el que se desparrama un líquido viscoso, la imagen en fast forward y en retroceso, las aspas que giran y trituran. Todas son visiones conectadas por los pasadizos del subconsciente, entre el día y la noche, y llegan a componer un viaje por estadios, habitaciones, rituales sociales, y fugas fracasadas, con un poder de hipnosis e ilusionismo que pocos cineastas pueden ostentar. Hay muchas otras cosas que destacar en este filme surrealista de 52 minutos, entre ellas su perfección técnica, su arquitectura fotográfica y de sonido, su complejidad visual, elementos manipulados de forma tal que pueden dar paso a la manifestación más pavorosa del horror de la que tengamos recuerdo, dentro de la filmografía peruana. Con continuidad o sin ella, Sinmute reniega de los caminos previsibles, y hace nacer de nuevo, y con éxito, las posibilidades más difíciles del cine."

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